Esta semana no voy a hablar de los beneficios que aporta el juego a los niños. Ya lo expliqué la semana pasada, si te lo perdiste puedes leerlo aquí.
Hace unos días los niños comenzaron sus vacaciones de verano después de un año nada fácil para ellos, con ventanas abiertas en pleno invierno, mascarillas todo el día, distancia social, sin conciertos de navidad ni festivales de fin de curso, un año para olvidar pero también para aprender, porque a pesar de todas las restricciones que han tenido, no se han quejado. Nos han dado una lección a todos los adultos, han sabido adaptarse a su nueva realidad y lo han vivido como una experiencia más que ya forma parte de sus vidas. Y ahora nos toca a nosotros agradecerles a ellos todo lo bien que lo han hecho este año. Cada uno ya sabrá cómo puede agradecérselo a sus hijos, a sus alumnos, porque los conoce, sabe lo que les gusta y lo que necesitan. Mi manera de agradecérselo ha sido compartiendo recuerdos, que es el mejor legado que les puedo dejar, y para ello me fui la semana pasada a una librería cerca de casa y me pasé un largo rato buscando el libro perfecto para mis hijas de 7 y 9 años. Para la de 7 años elegí un libro titulado TE QUIERO COMO ERES, y a la de 9 un libro titulado EL MISTERIO DE LOS MAYAS, de la colección «Elige tu propia aventura».

Mi propósito era que con el regalo de cada uno de estos libros se sintieran especiales. Fue un regalo que tenía una condición, tenían que leerme el libro. Ellas encantadas de pasar tiempo con su mamá, de compartir algo juntas y de sentirse importantes, así que desde la semana pasada todos los días sacamos un tiempo para nosotras, es el momento de la lectura con mamá. Nos vamos al sofá o a la terraza y yo feliz de haberles entregado el mejor regalo que podía, el recuerdo de leerle a su mamá. Y los frutos no se hicieron esperar, al día siguiente de empezar las lecturas mi hija de 9 años se levantó y me dijo: “mamá, esta noche he soñado que me perseguían como en el libro, y yo he corrido mucho y me he escapado”. Es en ese momento cuando te das cuenta que has acertado con el libro, la lectura le ha hecho soñar. Y las siguientes preguntas no se hicieron esperar: “mamá, ¿Qué es una civilización?, ¿Por qué hacían sacrificios a los dioses?”. La lectura ha aumentado su curiosidad y el conocimiento sobre el tema. Ayer mismo, tras las continuas preguntas de mi hija, me vi metida en la conquista de América, explicándole cómo Colón llegó a América, y cómo se sucedió la colonización e independencia de Latinoamérica.
La lectura, además, aporta al niño la capacidad del pensamiento crítico. Después de contarle la historia de cómo los españoles fueron colonizando América, la respuesta fue: «mamá, yo quiero ser libre». Imaginaos lo que puede dar de sí un libro… La lectura también ayuda a explorar nuevos mundos y a mejorar la imaginación de las personas.
¿Y tú? ¿Qué libro vas a escoger este verano para tus hijos? ¿Cuál vas a incorporar en la biblioteca de tus alumnos para el curso que viene?
«Llena la vida de tus hijos y alumnos de recuerdos y experiencias bonitas y habrás logrado un niño feliz» (ACUGames)